Para pulir
nuestros faros podemos optar por comprar un kit específico que
algunas tiendas venden y que llega con los materiales y las instrucciones. O
bien hacerlo por nuestra cuenta haciéndonos con el siguiente material:
·
Cinta de carrocero.
·
Lijas de grano 400, 1.000 y 2.000.
·
Taladradora de velocidad variable.
·
Trapo que no deje pelusa.
·
Discos de lana.
·
Pulimento líquido con silicona.
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Agua.
El primer paso para pulir los faros de nuestro coche consiste en limpiar
la superficie para eliminar residuos. Para ello utilizaremos un trapo y un
cubo con agua y algo de jabón en el que iremos sumergiendo el trapo de vez en
cuando mientras lo pasamos por el faro. Es importante cerciorarnos de que
eliminamos los restos de suciedad, como excrementos de pájaro, barro o grasa.
Tras haber limpiado los faros (primero terminar el trabajo en un faro y
luego continuar con el otro), tenemos que enmascararlos para proteger
todas la superficies colindantes como la carrocería o paragolpes, de la
lija y del pulimento. Para ello se usa cinta de carrocero que aplicaremos
cuidadosamente en las partes que no vayamos a estropear. Adicionalmente se
puede usar algún papel protector que aumente la superficie que no vayamos a
tratar.
2. Lijado
con distintos granos.
Este paso consiste en eliminar el material
deteriorado del faro. Es decir, eliminaremos la superficie exterior
del termoplástico desgastada que favorece la opacidad del faro. Aunque resulte
extraño vamos a desgastar más el plástico para eliminar la parte mala, y por
ello usaremos varias lijas de distinto grano. Lo primero es ver
cómo de dañado está el faro, pues la lija más abrasiva de 400 puede no ser
necesaria.
Pero partiremos de un faro verdaderamente dañado. Usaremos una
taladradora de velocidad variable y nos centraremos en una velocidad baja
(podemos hacerlo a mano pero será más cansado). Colocaremos la lija de 400 en
la taladradora y comenzaremos a lijar. Hay dos detalles importantes antes de
empezar. El primero es que conviene ir mojando suavemente la superficie mientras
vamos lijando. El segundo es que debemos evitar movimientos bruscos,
apretar demasiado o centrarnos en un único punto. Podemos acabar estropeando
definitivamente el faro.
Por tanto, nuestros movimientos deben ser suaves y constantes, deslizando
la lija por toda la superficie. Una vez terminamos limpiaremos de nuevo y, si
todo está bien, el plástico debería quedar blanco, como si
estuviera congelado. No debe haber superficies brillantes, y si es así,
repetiremos el proceso.
Por tanto, nuestros movimientos deben ser suaves y constantes, deslizando
la lija por toda la superficie. Una vez terminamos limpiaremos de nuevo y, si
todo está bien, el plástico debería quedar blanco, como si
estuviera congelado. No debe haber superficies brillantes, y si es así,
repetiremos el proceso.
3. Pulido.
En este paso tenemos que estar seguros de que el faro ha quedado
homogéneo, sin superficies dañadas o brillantes y que nos hemos esmerado en
limpiar, de nuevo con agua, la superficie del faro. También hay que secarlo
para que el pulimento trabaje bien. Es importante cuidar el secado de
las partes colindantes y recovecos para que no caigan gotas durante el proceso.
Tenemos que usar el pulimento líquido con siliconas que
tenemos en nuestra lista, un material que encontraremos en grandes superficies
de bricolaje. Su uso es sencillo. En la taladradora colocaremos ahora el disco
de lana sobre el que aplicaremos una pequeña cantidad de pulimento. Sobre el
faro añadiremos también pulimento y lo extenderemos por toda la superficie.
Es la hora de pulir con la taladradora, de nuevo a baja o media
velocidad, y sin insistir en un mismo lugar. Iremos puliendo toda la superficie
poco a poco sin apretar demasiado y veremos cómo nuestro faro empieza a recuperar
la transparencia que tanto deseábamos. Si vemos que no hemos obtenido
el resultado deseado, no está de más repetir el proceso.
4. Limpieza.
Cuando hayamos acabado y estemos de acuerdo con el resultado llegará el
momento de limpiar toda nuestra obra y contemplar de forma fidedigna nuestros
resultados. Es ahora cuando, con un faro completamente limpio, podremos ver
si hemos realizado bien el trabajo viendo si la superficie es ahora
transparente y si tocándolo queda lisa. De no ser así podemos repetir el
proceso de pulido.
Para limpiar el faro tendremos que repetir el paso número 1, pasando un
trapo mojado con jabón para retirar todos los restos que hayan podido
acumularse a lo largo del trabajo. Es conveniente también secar el faro para
visualizar un resultado más realista: con agua el plástico siempre quedará más
brillante.
5. Barnizado
o Sellado.
Aunque este último paso es opcional conviene, al menos, tenerlo en
cuenta. Pulir los faros sólo no es del todo eficaz, pues quitamos el barniz
protector al plástico y con el tiempo acabará quedando igual de
estropeado. Por tanto, un barnizado o sellado protector es una opción a tener
muy en cuenta si queremos un resultado, más que óptimo, duradero.
Generalmente estos kits de barnizado se venden por especialistas para
esta función. Su aplicación viene detallada en las instrucciones pero consiste
en aplicar la capa de barniz y dejarla secar. Es por ello que nos tomará
algo más de tiempo, pues no podremos usar el coche y deberá estar resguardado
de cualquier agente externo que pueda estropear el acabado. Podemos acudir a un
especialista para este paso.
Fuente - Actualidad Motor