En muchas
ocasiones cuando hablamos de los faros de nuestro coche pocas veces sale a relucir
el aspecto de la seguridad. Son los responsables de nuestra iluminación, y con
iluminación decimos ver y ser vistos. Su deterioro pone en duda la seguridad
de nuestro coche.
Nuestros faros
pueden deteriorarse con el tiempo, cuál es la razón y cuáles son
las soluciones. No debemos nunca olvidar que la iluminación es uno de los
pilares de la seguridad de nuestro vehículo y que, además de reducir la
visibilidad, pueden traer consecuencias negativas, por ejemplo, no pasar
la ITV.
-
¿Por qué se deterioran los faros?
Para entender qué le ocurre a nuestros faros primero hay que analizar por
qué se deterioran. Con deterioro no nos referimos a roturas del cristal, sino a
su pérdida de transparencia que se traduce en pérdida de
eficacia. Puede que actualmente no sea algo tan problemático, pero cuando los
cristales pasaron a ser protectores completamente transparentes muchos acababan
blanquecinos o amarillentos.
Aunque los sigamos llamando cristales, actualmente
suelen fabricarse en policarbonato, un material más ligero y más
resistente. El problema de este material es que su continua exposición a la
intemperie puede hacer mella, como la exposición al sol, que acaba
quemando la superficie exterior del faro, o la erosión que aparece con su uso. Incluso
el hecho de utilizar bombillas demasiado potentes puede estropear este
policarbonato, aunque de este modo lo hará principalmente por dentro.
-
¿Qué síntomas hay y qué consecuencias tiene?
Precisamente la iluminación es otro de los síntomas
que nos indicarán que algo no va bien. Es algo ambiguo pues los que no usen el
coche en condiciones de poca luz o de noche no notarán la diferencia, pero los
que sí lo hagan verán cómo sus faros ya no alumbran correctamente pues
la luz que atraviesa la cubierta plástica es insuficiente.
Por último, la forma más sencilla y rápida de
detectar los síntomas es mirar nuestros faros y ver que ya no lucen como
nuevos. Han perdido la transparencia y, probablemente, veamos una capa
blanquecina o amarillenta. Más allá, si tocamos los faros, podremos notar
una superficie áspera que incluso puede mancharnos los dedos con pequeños
fragmentos de material.
Las consecuencias de unos cristales deteriorados son, sin ir más lejos,
una pérdida de la eficacia del alumbrado. Como ya comentábamos antes, puede
suponer un problema a la hora de pasar la ITV, pero es que también
puede ser motivo de sanción si el deterioro es excesivo.
Más allá de la repercusión económica que puede
suponer, es un peligro para nosotros mismos, pues nuestra iluminación
deficiente no iluminará de forma correcta la carretera o la señalización.
Además, los faros sirven para ver y ser vistos, por tanto otros usuarios de la
vía, ya sean coches o peatones y ciclistas, pueden no vernos y causar
algún tipo de accidente.
-
¿Cómo solucionarlo?
Del mismo modo
que hay distintas maneras de detectar el problema, hay otras cuantas de
solucionarlo. La primera de ellas es la más rápida y eficaz, pero también la
más cara: cambiar el faro. De esta manera tendremos una óptica nueva pero
supondrá desembolsar el precio de un faro nuevo, que no es barato,
más la mano de obra si no lo hacemos nosotros. Es más, puede que con sustituir
un faro no nos baste, por lo que habrá que sumar el precio y la mano de obra de
otro faro más.
La otra manera
es pulir los faros de nuestro coche. Es una tarea más rudimentaria
y no tan efectiva, pero nos sacará del apuro y dejará nuestros faros en
condiciones de volver a circular con seguridad y pasar la ITV sin problemas.
Esta manera es, además, más barata puesto que podemos encargar la tarea a un
especialista o, incluso, realizar la nosotros mismos, que es lo que vamos a
tratar a continuación.